sábado, 29 de noviembre de 2014



Mockingjay – Suzanne Collins

“She’s not here. You can hiss all you like. You won’t find Prim”
Katniss Everdeen

Después de eventos tan espantosos como una guerra y los ahora definitivamente desterrados Juegos del Hambre, Katniss Everdeen llega con vida al final de esta tercera entrega de la trilogía. Sobrevive, y con ella sobrevive también su madre, Peeta, Gale, Haymitch, Plutarch, Effie Trinket, Annie y Buttercup. Katniss es testigo de cómo Finnick es despedazado por mutantes; y de cómo su hermana Prim muere en pedazos al caer sobre ella y el equipo de paramédicos que acude a auxiliar a un grupo de niños bombardeados, un segundo cargamento de paracaídas plateados con bombas.
El epílogo de esta obra nos regala una Katniss que después de 15 años por fin accede a tener los hijos de Peeta. Una Katniss que lleva a cuestas el horror de todo cuanto vivió. Peeta y Katniss habrán de ir explicando, a la par de la historia de Panem que los niños aprenden en la escuela, que ellos tuvieron participación en los Juegos del Hambre. Quizás con ello, sus hijos puedan entender por qué Katniss tiene pesadillas que nunca habrán de irse y por qué le cuesta tanto disfrutar de un poquito de felicidad al lado de estos nuevos seres queridos.
La narración en primera persona cobra gran fuerza en esta tercera parte de la trilogía. En Katniss, las sensaciones de angustia e impotencia al saberse un peón que será utilizado a conveniencia de los intereses de la rebelión se mezclan estrepitosamente con la incapacidad de determinar sus afectos más allá de los filiales. Mockingjay se divide, como las entregas previas, en tres partes: The ashes, The assault y The assassin.

En The ashes sabemos que el legendario Distrito 13 existe bajo tierra, se encuentra habitado, habilitado y listo para orquestar la rebelión a mando de su presidenta, Alma Coin. En The ashes confirmamos que el Distrito 12 fue brutalmente bombardeado en respuesta a la destrucción de la arena en forma de reloj de la cual Katniss fue rescatada, que Gale consiguió evacuar a mucha gente justo antes del bombardeo, incluida la familia de Katniss, y que ahora viven en los oscuros compartimentos del Distrito 13. Confirmamos también que Johanna y Peeta no pudieron ser rescatados de la arena igual que  Katniss y que se encuentran, al igual que Enobaria y Annie, en poder del presidente Snow. Katniss vive la presión por parte de las cabezas a cargo de tomar en serio su papel de símbolo de la rebelión, The Mockinjay, con o sin guión. A la par, Katniss vive la paranoia de un aroma particular, el de las rosas blancas que usa el presidente Snow para advertirle que él puede hacerle daño a la gente que ella ama, si decide ser el símbolo de la rebelión; y de la imagen de Peeta, quien es televisado para dirigirse a los rebeldes y hacerles desistir de su objetivo. De esta primera parte, le comparto la noche en que Katniss externa que tomará el papel del símbolo de la rebelión.

“Tomorrow morning, I’m going to agree to be the Mockingjay,” I tell her.
“Because you want to or because you feel forced into it?” she asks.
I laugh a little. “Both, I guess. No, I want to. I have to, if it will help the rebels defeat Snow.” I squeeze the pearl more tightly in my fist. “It’s just… Peeta. I’m afraid if we do win, the rebels will execute him as a traitor.”
Prim thinks this over. “Katniss, I don’t think you understand how important you are to the cause. Important people usually get what they want. If you want to keep Peeta safe from the rebels, you can.”
I guess I’m important. They went through a lot of trouble to rescue me. They took me to 12. “You mean… I could demand that they give Peeta immunity? And they’d have to agree to it?”
“I think you could demand almost anything and they’d have to agree to it.” Prim wrinkels her brow. “Only how do you know they’ll keep their word?”

En The assault somos testigos de cómo es bombardeado el hospital que Katniss, en su calidad de Mockingjay, acude a visitar en el Distrito 8; y de cómo la presidenta Coin accede a una misión de rescate para traer a los 4 tributos en poder de Snow para tranquilidad y mejor funcionamiento de los soldados Katniss y Finnick, quienes no son aceptados en el equipo de rescate pero sí Gale. Esta misión es exitosa, y el reencuentro de Finnick y Annie enternecedor. Katniss, por su parte, es feliz de ver regresar a Gale y a Peeta, al suministro de cuidados pero a salvo.
Muy probablemente será The assault donde se decida hacer un corte para presentar la historia en 2 partes en su versión cinematográfica, pues es a partir de aquí que vemos que el Distrito 13 también decide que una manera de presionar a la Capital es cortando sus suministros de comida, armamento y población a favor suyo. Esto incluye, gracias a la solución propuesta por Gale, sangre de cazador al fin y al cabo, crear una avalancha que deje atrapados a los trabajadores y ciudadanos del Distrito 12 en la fortaleza antes una mina llamada The Nut. Esta es una de las acciones que Katniss considera una infamia: su padre murió precisamente en una mina colapsada. Luego de tan terribles eventos, se preparará la boda de Finnick y Annie en el Distrito 13. De esta segunda parte le comparto la condición en la que se encuentra Peeta:

Terror. Hallucinations. Nightmarish visions of losing those I love. Because the venom targets the part of the brain that houses fear.
“I’m sure you remember how frightening it was. Did you also suffer mental confusion in the aftermath?” asks Beetee. “A sense of being usable to judge what was true and what was false? Most people who have been stung and lived to tell about it report something of the kind.”
Yes. That encounter with Peeta. Even after I was clearheaded, I wasn’t sure if he had saved my life by taking on Cato or if I’d imagined it.
“Recall is made more difficult because memories can be changed.” Beetee taps his forehead. “Brought to the forefront of your mind, altered, and saved again in the revised form. Now imagine that I ask you to remember something – either with a verbal suggestion or by making you watch a tape of the event -  and while that experience is refreshed, I give you a dose of tracker jacker venom. Not enough to induce a three-day blackout. Just enough to infuse the memory with fear and doubt. And that’s what your brain puts in long-term storage.”

Al inicio de The assassin me pareció que el título hacía referencia a Peeta, y que sería Katniss a quien él asesinaría, presa de las alucinaciones con las que fue torturado y a partir de las cuales cree que Katniss es una mutante a quien él está programado para matar. Pero la rehabilitación que el Distrito 13 ha llevado a cabo en Peeta ha sido bastante buena, y poco a poco puede distinguir qué recuerdos son reales y cuáles fueron implantados. La última parte de esta entrega se centra en la misión del escuadrón que se encargará de infiltrarse en la Capital y capturar o aniquilar al presidente Snow. Jackson, Boggs, Gale, Finnick, Katniss y el inestable Peeta son parte de este escuadrón. El Distrito 13 logra capturar al presidente Snow, y lo único que mantiene a Katniss medio lúcida y en pie a pesar de las múltiples quemaduras y heridas es la promesa de que ella podrá disparar en la ejecución del presidente Snow. Previo a su ejecución, la presidenta Coin reúne a los últimos ganadores de los Juegos del Hambre, para dejarles la decisión a voto entre 2 opciones: la ejecución de la totalidad de la población de la Capital, o la realización de una última y simbólica entrega de los Juegos del Hambre, en la cual habrán de participar los hijos de aquellos con más poder y alto rango en la Capital. Peeta se opone terminantemente a estos Juegos; Katniss asiente, por Prim. De esta última parte, le comparto la siguiente escena, la ejecución:

When they march Snow out the door, the audience goes insane. They secure his hands behind a post, which is unnecessary. He´s not going anywhere. There´s nowhere to go. This is not the roomy stage before the Training Center but the narrow terrace in front of the president’s mansion. No wonder no one bothered to have me practice. He’s ten yards away.
I feel the bow purring in my hand. Reach back and grasp the arrow. Position it, aim at the rose, but watch his face. He coughs and a bloody dribble runs down his chin. His tongue flicks over his puffy lips. I search his eyes for the slightest sign of anything, fear, remorse, anger. But there’s only the same look of amusement that ended our last conversation. It’s as if he’s speaking the words again. “Oh, my dear Miss Everdeen. I thought we had agreed not to lie to each other.”
He’s right. We did.
The point of my arrow shifts upward. I release the string. And president Coin collapses over the side of the balcony and plunges to the ground. Dead.

Espero que haya disfrutado su resumen, peladito y en la boca.