miércoles, 31 de julio de 2013

The Hunger Games – Suzanne Collins





“From the Gamemakers’s point of view, this is the final word in entertainment.”
Katniss Everdeen

No podré darme el lujo de echarle a perder este libro por completo pues muchos hemos ya disfrutado también de la película y sabemos en qué acaba. Me concretaré entonces en ayudarle a recordar a los personajes principales y compartiré con usted dos momentos que la muy bien lograda película no llegó a retratar (por contar con distintos medios para contar la misma historia, claro; no ahondaremos aquí en eso). 
Uno de esos momentos tiene que ver con las razones por las que el libro en su conjunto logró capturarme: la cruel y vívidamente recreada sensación del hambre.  No el apetito que momentos antes de la hora de comer sentimos las personas sanas, no la gula que todos hemos saciado cuando hay comida en abundancia, no las simples ganas de comer sino el hambre. Creo que todos en algún momento hemos experimentado hambre acompañada de la certeza de que no probaremos alimento en un buen rato. Es hambre acompañada de desesperanza o hasta miedo. Aquí escuchamos a Katniss Everdeen, representante del distrito 12 y ganadora de los juegos, haciendo planes. En ellos nos refiere a Rue, la niña que representa al distrito 11 con quien Katniss se ha aliado y en quien Katniss ve a su hermana menor, Prim. Katniss menciona también a the Careers, los representantes o tributos de los distritos considerados como los de mejores posibilidades para ganar los juegos. Si mal no recuerda, ellos eran comandados por Cato y algunos de sus integrantes eran Glimmer y el mismísimo Peeta Mellark.

“…I’m distracted about my latest idea about the Careers and their supplies.  Somehow Rue and I must find a way to destroy their food. I’m pretty sure feeding themselves will be a tremendous struggle.  Traditionally, the Career tributes’ strategy is to get hold of all the food early and work from there.  The years when they have not protected it well… those are usually the years that tributes from other districts have won. That the Careers have been better fed growing up is actually to their disadvantage, because they do not know how to be hungry. Not the way Rue and I do.”

El otro momento de malsano terror se describe cuando Katniss y Peeta logran llegar a Cornucopia perseguidos por el rabioso Cato. Todos son atacados por lobos. Estos lobos han sido liberados por los Gamemakers, al igual que todos los demás “desastres naturales” y “regalos del cielo”. ¿En realidad algún día haremos felices apuestas en torno a qué pueblo sobajado bajo nuestros superfluos deseos sobrevive a cuál otro en televisión nacional?

“Muttations. No question about it… That’s when I get a look at the claws. Four inches and clearly razor-sharp… Each has a thick coat, some with fur that is straight and sleek, others curly, and the colors vary from jet black to what I can only describe as blond… Then one of them, a good size mutt with silky waves of blond fur takes a running start and leaps onto the horn. Its back legs must be incredibly powerful because it lands a mere ten feet below us, its pink lips pulled back in a snarl. For a moment it hangs there, and in a moment I realice what else unsettled me about the mutts. The geen eyes glowering at me unlike any dog or wolf, any canine I’ve ever seen. They are unmistakably human. And that revelation has barely registrered when I notice the collar with the number 1 inlaid with jewels and the horrible thing hits me. The blonde hair, the green eyes, the number… it’s Glimmer.”

Espero que haya disfrutado de su resumen, peladito y en la boca.


martes, 30 de julio de 2013

Las niñas bien - Guadalupe Loaeza




Este libro no tiene personajes principales ni trama, por lo que no tiene tampoco principio ni fin. Es un divertido compendio de descripciones y anécdotas que tienen a la autora por narrador o descriptor. A mi gusto, como no debes llevar el hilo de una trama, fue un libro excelente para leerse en trayectos cortos, entre clase y clase, mientras tu acompañante contestaba mensajes de texto y en momentos de brevedad similares.
La primera parte del libro define a las niñas bien. Sus características de vestimenta, proceder y hábitos en general las van agrupando en distintos tipos de niñas bien. Pero todas niñas bien al fin y al cabo. Uno no puede evitar reconocer en una o en otra descripción a una amiga, tía, conocida, novia, enemiga o a un equivalente masculino. Aquí 3 de las descripciones que más me hicieron reír.

Niñas bien, bien: Hoy en día “tener clase”, característica fundamental de estas niñas bien, es verse como modelo: ni un gramo más de lo que han de pesar según las revistas de moda que devoran semana a semana… En sus cenas íntimas, mezclan joyas familiares con bisutería fina comprada en Nueva York o París. Gracias a la globalización, hacen su shopping en Presidente Masaryk. Muchas de ellas se sienten muy democráticas porque compran en Zara.
Niñas bien, sin oficio ni beneficio: Todas estudiaron una carrera… Siempre planean ir al gimnasio, pero nunca llegan porque en el camino de pronto se acuerdan que necesitan pasar al Palacio de Hierro a comprarse algo que necesitan ur-gen-te-men-te.  Es obvio que son “totalmente Palacio”, y que nunca de los nuncas pondrían un pie en un almacén Suburbia. Llevan tiempo esperando al “niño”, es decir, a la pareja indicada…
Niños bien, popis: Se visten con camisa Polo color de rosa, blue jeans, y llevan cinturón Ortega de piel y plata. Estudian en la Ibero o en la Anáhuac, ya sea la carrera de leyes o de administración.  Van a cenar en grupo a Carlos and Charlies de Tecamachalco. En las noches se van al Magic o al Quetzal, donde se dan sus “pericazos”… Cuando hablan por teléfono dicen ¿qué onda, brother? 

La segunda parte del libro corresponde a las anécdotas. De la misma manera en que se nos ha puesto ya en claro que en México hay una marcadísima conciencia de que unos somos gente bien y otros no, las anécdotas dan voz, en su mayoría, a una mujer cuyo pequeño y etéreo mundo es el de la gente bien. Algo así como las estilistas del equipo de embellecimiento de Katniss, la protagonista de “Los juegos del hambre”. Algo así como la divertida y clasista Cindy la Regia.
Aquí fragmentos de mis anécdotas favoritas. La primera me parece que refleja esta esperanza que nuestra autora tiene: que un día la señora bien tenga a bien despertar de su no escogido letargo. La segunda me parece que refleja una imposibilidad casi genética para despertar de dicho letargo. 

Espero que haya disfrutado de su resumen, peladito y en la boca.

La futura ciudadana:
"¿Y si no voto?" ... "¿Y si mejor adelanto mi viaje a Nueva York y así no estoy el 7 de julio?" se preguntó con una sonrisita diabólica. Pero en el fondo sabía que precipitar su viaje representaba menos tiempo para cambiar 500 dólares diarios y esto no podía ser. Nunca como ahora necesitaba unas buenas vacaciones... Si, en efecto, le resultaba demasiado pesada esta toma de conciencia; sin embargo, regresar a la apatía y a la indiferencia en la que se encontraba anteriormente le parecía ahora intolerable e inadmisible. México, su país, estaba en crisis, necesitaba urgentemente un cambio, necesitaba su voto. No participar en estas elecciones era como darle la espalda, como ningunearlo, como decirle: "Tus problemas me valen. Sigue padeciendo, al fin nunca vas a cambiar, estás perdido"... Entonces ¿por quién votar? "¿Y si no voto?", se volvió a preguntar.

¡Aguas!
¡Una semana! ... Sin exagerarte, estábamos como en esas ciudades marginadas. ¡Imagínate!, nosotros los de Las Lomas como en Nezahualcóyotl... Ocho días de estarnos poniendo desodorante sobre desodorante, perfume sobre perfume para tratar de disimular los intensos olores... Conforme pasaban los días, mi ropa ya no me lucía; la importada se veía como hecha en México... No, no; te juro que no sé cómo aguanté. Pregúntame cómo estaban los cinco coches de la casa después de tantos días sin lavarlos... Por un momento me dieron ganas hasta de llorar... Te lo juro que no es posible tanta mala suerte concentrada en nosotros los de Las Lomas, si somos de lo más nice que tiene este país. Rosíta, mi cocinera, dice que allá en su colonia no tienen agua todo el año. Pobre gente ¿no?