Este libro no tiene personajes principales ni trama,
por lo que no tiene tampoco principio ni fin. Es un divertido compendio de
descripciones y anécdotas que tienen a la autora por narrador o descriptor. A
mi gusto, como no debes llevar el hilo de una trama, fue un libro excelente
para leerse en trayectos cortos, entre clase y clase, mientras tu acompañante
contestaba mensajes de texto y en momentos de brevedad similares.
La primera parte del libro define a las niñas bien. Sus
características de vestimenta, proceder y hábitos en general las van agrupando
en distintos tipos de niñas bien. Pero todas niñas bien al fin y al cabo. Uno no
puede evitar reconocer en una o en otra descripción a una amiga, tía, conocida,
novia, enemiga o a un equivalente masculino. Aquí 3 de las descripciones que
más me hicieron reír.
Niñas bien, bien: Hoy en día “tener clase”, característica
fundamental de estas niñas bien, es verse como modelo: ni un gramo más de lo
que han de pesar según las revistas de moda que devoran semana a semana… En sus
cenas íntimas, mezclan joyas familiares con bisutería fina comprada en Nueva
York o París. Gracias a la globalización, hacen su shopping en Presidente
Masaryk. Muchas de ellas se sienten muy democráticas porque compran en Zara.
Niñas
bien, sin oficio ni beneficio:
Todas estudiaron una carrera… Siempre planean ir al gimnasio, pero nunca llegan
porque en el camino de pronto se acuerdan que necesitan pasar al Palacio de
Hierro a comprarse algo que necesitan ur-gen-te-men-te. Es obvio que son “totalmente Palacio”, y que
nunca de los nuncas pondrían un pie en un almacén Suburbia. Llevan tiempo
esperando al “niño”, es decir, a la pareja indicada…
Niños
bien, popis: Se visten con camisa Polo color de rosa, blue jeans, y
llevan cinturón Ortega de piel y plata. Estudian en la Ibero o en la Anáhuac,
ya sea la carrera de leyes o de administración.
Van a cenar en grupo a Carlos and Charlies de Tecamachalco. En las
noches se van al Magic o al Quetzal, donde se dan sus “pericazos”… Cuando
hablan por teléfono dicen ¿qué onda, brother?
La
segunda parte del libro corresponde a las anécdotas. De la misma manera en que
se nos ha puesto ya en claro que en México hay una marcadísima conciencia de
que unos somos gente bien y otros no, las anécdotas dan voz, en su mayoría, a
una mujer cuyo pequeño y etéreo mundo es el de la gente bien. Algo así como las
estilistas del equipo de embellecimiento de Katniss, la protagonista de “Los
juegos del hambre”. Algo así como la divertida y clasista Cindy la Regia.
Aquí
fragmentos de mis anécdotas favoritas. La primera me parece que refleja esta
esperanza que nuestra autora tiene: que un día la señora bien tenga a bien despertar
de su no escogido letargo. La segunda me parece que refleja una imposibilidad
casi genética para despertar de dicho letargo.
Espero
que haya disfrutado de su resumen, peladito y en la boca.
La futura
ciudadana:
"¿Y si no
voto?" ... "¿Y si mejor adelanto mi viaje a Nueva York y así no estoy
el 7 de julio?" se preguntó con una sonrisita diabólica. Pero en el fondo
sabía que precipitar su viaje representaba menos tiempo para cambiar 500
dólares diarios y esto no podía ser. Nunca como ahora necesitaba unas buenas
vacaciones... Si, en efecto, le resultaba demasiado pesada esta toma de
conciencia; sin embargo, regresar a la apatía y a la indiferencia en la que se
encontraba anteriormente le parecía ahora intolerable e inadmisible. México, su
país, estaba en crisis, necesitaba urgentemente un cambio, necesitaba su voto.
No participar en estas elecciones era como darle la espalda, como ningunearlo,
como decirle: "Tus problemas me valen. Sigue padeciendo, al fin nunca vas
a cambiar, estás perdido"... Entonces ¿por quién votar? "¿Y si no
voto?", se volvió a preguntar.
¡Aguas!
¡Una semana! ...
Sin exagerarte, estábamos como en esas ciudades marginadas. ¡Imagínate!,
nosotros los de Las Lomas como en Nezahualcóyotl... Ocho días de estarnos
poniendo desodorante sobre desodorante, perfume sobre perfume para tratar de disimular
los intensos olores... Conforme pasaban los días, mi ropa ya no me lucía; la
importada se veía como hecha en México... No, no; te juro que no sé cómo
aguanté. Pregúntame cómo estaban los cinco coches de la casa después de tantos
días sin lavarlos... Por un momento me dieron ganas hasta de llorar... Te
lo juro que no es posible tanta mala suerte concentrada en nosotros los de Las
Lomas, si somos de lo más nice que tiene este país. Rosíta, mi cocinera, dice
que allá en su colonia no tienen agua todo el año. Pobre gente ¿no?
me agrada tu perspectiva, yo leí estev libro hace años y conocí muchas chicas así y asa, como el libro las describe. pero los tiempos han cambiado, ahora hay ladies.
ResponderBorrarme agrada tu perspectiva, yo leí estev libro hace años y conocí muchas chicas así y asa, como el libro las describe. pero los tiempos han cambiado, ahora hay ladies.
ResponderBorrarme agrada tu perspectiva, yo leí estev libro hace años y conocí muchas chicas así y asa, como el libro las describe. pero los tiempos han cambiado, ahora hay ladies.
ResponderBorrarSi claro, yo lo leí cuando salió. El perfil de niñas bien es de los 80’s. Casi 40 años después han cambiado muchas cosas en los estereotipos de niñas bien del 2019.
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