Catching fire – Suzanne Collins
“Don’t worry. I always channel my
emotions into my work. That way I don’t hurt anyone but myself.”
Cinna
En carne de
quien no ha cumplido 18 años, prácticamente cualquier escenario es terror puro:
a esa edad uno siente con todas las vísceras. La poca tolerancia a las miradas
sobre uno, las expectativas que creemos que otros tienen de uno, la envidia que
nos provoca la natural desenvoltura de otros, la aceptación y magnificación de
la propia torpeza, todo esto experimenta Katniss Everdeen a lo largo de las dos
primeras partes de este segundo libro: The
Spark y The Quell.
Nuestra
protagonista se ve envuelta, uno tras otro, en escenarios de terror puro. Desde
la malograda comunicación entre ella y su inseparable Gale a su regreso del
absurdo reality show donde ha
resultado uno de los ganadores, pasando por los inminentes preparativos de boda
a los que es literalmente sometida; hasta el anuncio de que volverá al lugar de
sus vívidas pesadillas, nada más y nada menos que con los ganadores de las
justas anteriores.
La maravilla
de Katniss, a mi parecer, es que no es una persona irracionalmente buena y
generosa. Como cualquier adolescente, experimenta egoísmo, enojo y miedo que en
la mayoría de las ocasiones no encuentra cómo canalizar. Puede llegar un
momento en que al lector le parezca incluso mezquina, detestable y
anti-heroica, pero bueno, así somos todos. Respondona, impulsiva y solitaria,
lo único que parece centrar sus energías es que aquellos a quienes ama se vean
en alguna suerte de peligro.
Es obvio que
en The Spark, primera parte del libro,
nos enteramos que puede haber una posible rebelión, un levantamiento por parte
de los sobajados Distritos hacia la insensible Capital. El mismísimo Presidente
Snow ha estado de visita en casa de Katniss, con su aliento a sangre fresca y
todo, a fin de amedrentar cualquier esfuerzo de su parte por mantener la chispa
de un posible levantamiento viva. El segmento que le comparto es el de la gran
recepción para los ganadores, luego de haber recorrido cada uno de los
Distritos, en la mismísima Capital:
“Why aren’t you eating?” asks
Octavia.
“I have been, but I can’t hold
another bite,” I say. They all laugh as if that’s the silliest thing they’ve
ever heard.
“No one lets that stop them!”
says Flavius. They lead uso ver to a table that holds tiny stemmed wineglasses
filled with clear liquid. “Drink this!”
Peeta takes one up to take a sip
and they lose it.
“Not here!” shriecks Octavia.
“You have to do it there,” says
Venia, pointing to doors that lead to the toilets. “Or you’ll get it all over
the floor!”
Peeta looks at the glass again
and puts it together. “You mean this will make me puke?”
My prep team laughs histerically.
“Of course, so you can keep eating,” says Octavia. “I’ve been there twice
already. Everyone does it, or else how would you have any fun at a feast?”
En The Quell, Katniss se refugia en el
bosque, presa del pánico de volver a pisar siquiera la arena. Es en el bosque
donde Bonnie y Twill, fugitivas del Distrito 8 donde empezó la rebelión a
tiempo que Peeta le pedía matrimonio en cadena nacional, le informan de su
esperanza de encontrar el desaparecido Distrito 13 bajo tierra. Esperanza
basada tan sólo en la brevísima escena televisiva en la que un ave cruza el
cielo del Distrito 13, siempre la misma. En el centro de entrenamiento, Katniss
y Peeta conocen a sus oponentes, Enobaria de dentadura dentada y el adonis
Finnick entre ellos. Katniss y Peeta tienen a su disposición los videos de los
juegos en los que sus ahora oponentes resultaron ganadores; ven y estudian estos
videos como parte de su entrenamiento. En estos videos han visto el sorteo en
el que Haymitch es elegido a la par de Maysilee Donner, tía de Madge y gemela
de su ahora postrada mamá, ambas gemelas amigas de la mamá de Katniss, a quien Katniss
ve en toda su insuperable belleza adolescente. Esta segunda parte del libro
cierra justo antes de la entrada de los tributos a la arena, donde cada uno de
ellos se encuentra bajo tierra acompañados de su encargado de imagen, Cinna, en
el caso de Katniss. Cinna ha prendido el broche de Katniss a su delgadísimo y
ajustado traje, dando un paso atrás para permitir que ella quede encerrada en
el tubo que la subirá a la superficie de la arena.
Suddenly the door behind him
bursts open and three Peacekeepers spring into the room. Two pin Cinna’s arms
behind him and cuff him while the third hits him in the temple with such forcé
he’s knocked to his knees. But they keep hitting him with metal-studded gloves,
opening gashes on his face and body. I’m
screaming my head off, banging on the unyielding glass, trying to reach him. The
Peacekeepers ignore me completely as they drag Cinna’s limp body from the room.
All that’s left are the smears of blood on the floor.
Sickened and terrified, I feel
the plate begin to rise.
En, The Enemy, la competencia propiamente
dicha comienza. Katniss y Peeta buscan aliarse con otros competidores, a la par
de que muchos de ellos van cayendo en las trampas contenidas en el trazado
cíclico y circular de la además reducida arena de estos juegos: un diseño a
modo de reloj. En medio de estas alianzas, Katniss confía y desconfía de los
demás competidores, al lado de quienes libra batallas contra monos mutantes y
contra los tributos considerados como favoritos. De igual manera, se enfrentan
a una neblina venenosa que pasma el sistema nervioso y al terror psicológico
que les infligen los jabberjays al imitar gritos de auxilio en voces de Annie,
Gale y Prim. Mal herida por obra de Johanna, Katniss saca fuerzas para volar el
campo de fuerza que envuelve a la arena y aprisiona a los competidores dentro
de ella. Una nave ha venido por ella, a la manera en que los tributos muertos
son evacuados de la arena. Katniss despierta dentro de la nave donde, aturdida,
entubada, dopada y canalizada, ya consiguió írsele encima a Haymitch, quien, al
igual que Finnick y Heavensbee viaja dentro de la misma. Katniss, el
mockingjay, ha sido exitosamente rescatada, no asi Peeta. Todo parece indicar
que él se encuentra en manos de la Capital. A quien Katniss ve al abrir los
ojos es a Gale.
Pensando que
quizás ya disfrutó de la película incluso antes de su redoblado estreno, le
regalo el gran final:
“She is alive. So is your mother.
I got them out in time,” he says.
They’re not in District Twelve?”
I ask.
“After the Games, they sent in
planes. Dropped firebombs.” He hesitates. “Well, you know what happened to the
Hob.”
I do know. I saw it go up. That
old warehouse embeded with coal dust. The whole district’s covered with the
stuff. A new kind of horror begins to rise up inside me as I imagine firebombs
hitting the Seam.
“They are not in District
Twelve?” I repeat. As if saying it will
somehow fend off the truth.
“Katniss,” Gale says softly.
I recognize that voice. It’s the
same one he uses to approach wounded animals before he delivers a deathblow. I
instinctively raise my hand to block his words but he catches it and holds on
tightly.
“Don’t,” I whisper.
But Gale is not the one to keep
secrets from me. “Katniss, there is no District Twelve.”
Espero que
haya disfrutado su resumen, peladito y en la boca.