Mockingjay – Suzanne Collins
“She’s not here. You can hiss all you like. You won’t find Prim”
Katniss Everdeen
Después de eventos tan espantosos
como una guerra y los ahora definitivamente desterrados Juegos del Hambre,
Katniss Everdeen llega con vida al final de esta tercera entrega de la trilogía. Sobrevive,
y con ella sobrevive también su madre, Peeta, Gale, Haymitch, Plutarch, Effie
Trinket, Annie y Buttercup. Katniss es testigo de cómo Finnick es despedazado
por mutantes; y de cómo su hermana Prim muere en pedazos al caer sobre ella y
el equipo de paramédicos que acude a auxiliar a un grupo de niños bombardeados,
un segundo cargamento de paracaídas plateados con bombas.
El epílogo de esta obra nos
regala una Katniss que después de 15 años por fin accede a tener los hijos de
Peeta. Una Katniss que lleva a cuestas el horror de todo cuanto vivió. Peeta y Katniss habrán
de ir explicando, a la par de la historia de Panem que los niños aprenden en la
escuela, que ellos tuvieron participación en los Juegos del Hambre. Quizás con
ello, sus hijos puedan entender por qué Katniss tiene pesadillas que nunca habrán de
irse y por qué le cuesta tanto disfrutar de un poquito de felicidad al lado de
estos nuevos seres queridos.
La narración en primera persona
cobra gran fuerza en esta tercera parte de la trilogía. En Katniss, las
sensaciones de angustia e impotencia al saberse un peón que será utilizado a
conveniencia de los intereses de la rebelión se mezclan estrepitosamente con la
incapacidad de determinar sus afectos más allá de los filiales. Mockingjay se
divide, como las entregas previas, en tres partes: The ashes, The assault y The
assassin.
En The ashes sabemos que el
legendario Distrito 13 existe bajo tierra, se encuentra habitado, habilitado y
listo para orquestar la rebelión a mando de su presidenta, Alma Coin. En The
ashes confirmamos que el Distrito 12 fue brutalmente bombardeado en respuesta a
la destrucción de la arena en forma de reloj de la cual Katniss fue rescatada,
que Gale consiguió evacuar a mucha gente justo antes del bombardeo, incluida la
familia de Katniss, y que ahora viven en los oscuros compartimentos del
Distrito 13. Confirmamos también que Johanna y Peeta no pudieron ser rescatados
de la arena igual que Katniss y que se
encuentran, al igual que Enobaria y Annie, en poder del presidente Snow.
Katniss vive la presión por parte de las cabezas a cargo de tomar en serio su
papel de símbolo de la rebelión, The Mockinjay, con o sin guión. A la par,
Katniss vive la paranoia de un aroma particular, el de las rosas blancas que
usa el presidente Snow para advertirle que él puede hacerle daño a la gente que
ella ama, si decide ser el símbolo de la rebelión; y de la imagen de Peeta,
quien es televisado para dirigirse a los rebeldes y hacerles desistir de su
objetivo. De esta primera parte, le comparto la noche en que Katniss externa
que tomará el papel del símbolo de la rebelión.
“Tomorrow
morning, I’m going to agree to be the Mockingjay,” I tell her.
“Because
you want to or because you feel forced into it?” she asks.
I laugh a
little. “Both, I guess. No, I want to. I have to, if it will help the rebels
defeat Snow.” I squeeze the pearl more tightly in my fist. “It’s just… Peeta. I’m
afraid if we do win, the rebels will execute him as a traitor.”
Prim
thinks this over. “Katniss, I don’t think you understand how important you are
to the cause. Important people usually get what they want. If you want to keep
Peeta safe from the rebels, you can.”
I guess I’m
important. They went through a lot of trouble to rescue me. They took me to 12. “You
mean… I could demand that they give Peeta immunity? And they’d have to agree to
it?”
“I think
you could demand almost anything and they’d have to agree to it.” Prim wrinkels
her brow. “Only how do you know they’ll keep their word?”
En The assault somos testigos de
cómo es bombardeado el hospital que Katniss, en su calidad de Mockingjay, acude
a visitar en el Distrito 8; y de cómo la presidenta Coin accede a una misión de
rescate para traer a los 4 tributos en poder de Snow para tranquilidad y mejor
funcionamiento de los soldados Katniss y Finnick, quienes no son aceptados en
el equipo de rescate pero sí Gale. Esta misión es exitosa, y el reencuentro de
Finnick y Annie enternecedor. Katniss, por su parte, es feliz de ver regresar a
Gale y a Peeta, al suministro de cuidados pero a salvo.
Muy probablemente será The
assault donde se decida hacer un corte para presentar la historia en 2 partes
en su versión cinematográfica, pues es a partir de aquí que vemos que el
Distrito 13 también decide que una manera de presionar a la Capital es cortando
sus suministros de comida, armamento y población a favor suyo. Esto incluye,
gracias a la solución propuesta por Gale, sangre de cazador al fin y al cabo,
crear una avalancha que deje atrapados a los trabajadores y ciudadanos del
Distrito 12 en la fortaleza antes una mina llamada The Nut. Esta es una de las
acciones que Katniss considera una infamia: su padre murió precisamente en una
mina colapsada. Luego de tan terribles eventos, se preparará la boda de Finnick
y Annie en el Distrito 13. De esta segunda parte le comparto la condición en la
que se encuentra Peeta:
Terror.
Hallucinations. Nightmarish visions of losing those I love. Because the venom
targets the part of the brain that houses fear.
“I’m sure
you remember how frightening it was. Did you also suffer mental confusion in
the aftermath?” asks Beetee. “A sense of being usable to judge what was true
and what was false? Most people who have been stung and lived to tell about it
report something of the kind.”
Yes. That
encounter with Peeta. Even after I was clearheaded, I wasn’t sure if he had
saved my life by taking on Cato or if I’d imagined it.
“Recall
is made more difficult because memories can be changed.” Beetee taps his
forehead. “Brought to the forefront of your mind, altered, and saved again in
the revised form. Now imagine that I ask you to remember something – either with
a verbal suggestion or by making you watch a tape of the event - and while that experience is refreshed, I
give you a dose of tracker jacker venom. Not enough to induce a three-day
blackout. Just enough to infuse the memory with fear and doubt. And that’s what
your brain puts in long-term storage.”
Al inicio de The assassin me
pareció que el título hacía referencia a Peeta, y que sería Katniss a quien él
asesinaría, presa de las alucinaciones con las que fue torturado y a partir de
las cuales cree que Katniss es una mutante a quien él está programado para
matar. Pero la rehabilitación que el Distrito 13 ha llevado a cabo en Peeta ha
sido bastante buena, y poco a poco puede distinguir qué recuerdos son reales y
cuáles fueron implantados. La última parte de esta entrega se centra en la
misión del escuadrón que se encargará de infiltrarse en la Capital y capturar o
aniquilar al presidente Snow. Jackson, Boggs, Gale, Finnick, Katniss y el
inestable Peeta son parte de este escuadrón. El Distrito 13 logra capturar al
presidente Snow, y lo único que mantiene a Katniss medio lúcida y en pie a
pesar de las múltiples quemaduras y heridas es la promesa de que ella podrá
disparar en la ejecución del presidente Snow. Previo a su ejecución, la
presidenta Coin reúne a los últimos ganadores de los Juegos del Hambre, para
dejarles la decisión a voto entre 2 opciones: la ejecución de la totalidad de
la población de la Capital, o la realización de una última y simbólica entrega
de los Juegos del Hambre, en la cual habrán de participar los hijos de aquellos
con más poder y alto rango en la Capital. Peeta se opone terminantemente a
estos Juegos; Katniss asiente, por Prim. De esta última parte, le comparto la
siguiente escena, la ejecución:
When they
march Snow out the door, the audience goes insane. They secure his hands behind
a post, which is unnecessary. He´s not going anywhere. There´s nowhere to go. This
is not the roomy stage before the Training Center but the narrow terrace in
front of the president’s mansion. No wonder no one bothered to have me
practice. He’s ten yards away.
I feel
the bow purring in my hand. Reach back and grasp the arrow. Position it, aim at
the rose, but watch his face. He coughs and a bloody dribble runs down his
chin. His tongue flicks over his puffy lips. I search his eyes for the
slightest sign of anything, fear, remorse, anger. But there’s only the same
look of amusement that ended our last conversation. It’s as if he’s speaking
the words again. “Oh, my dear Miss Everdeen. I thought we had agreed not to lie
to each other.”
He’s
right. We did.
The point
of my arrow shifts upward. I release the string. And president Coin collapses
over the side of the balcony and plunges to the ground. Dead.
Espero que haya disfrutado su
resumen, peladito y en la boca.